La década de 1980 fue una época difícil para los agricultores familiares. Mi propia familia sobrevivió esos años, pero los problemas estructurales que pusieron a tantas familias en peligro me motivaron a realizar estudios de posgrado enfocados en la sostenibilidad y las comunidades agrícolas familiares. En esos años, el Centro era una voz solitaria en la defensa de políticas públicas más efectivas para los agricultores familiares y las comunidades agrícolas.
Soy profesora emérita de antropología en la Universidad de Creighton, donde impartí cursos de estudios alimentarios, sostenibilidad y antropología ambiental durante 20 años. Mientras estaba retirado de la docencia activa, sigo siendo un erudito rural. Y, como antropóloga cultural, tengo experiencias de campo en África rural, América Latina y Australia, así como en el Medio Oeste de Estados Unidos. Estas experiencias me permiten aportar una perspectiva global a la política y reconocer la importancia global del trabajo realizado por el Centro en las zonas rurales de América.
Antes de dedicarme a la docencia, era un artista artístico y folclórico independiente en el sur de California. En mi jubilación, me mudé a Shell Rock, Iowa, donde tuve la oportunidad de volver a mis intereses artísticos como artista folclórico pintando murales comunitarios.
El tiempo que he vivido y trabajado en comunidades rurales me convence de que estas personas bien merecen el esfuerzo y el talento que el Centro dedica a sus vidas. Son preciosos porque se preocupan el uno por el otro y mantienen encendidos los fuegos domésticos de Estados Unidos.
Me uní a la Junta en marzo de 2020 porque quería estar más cerca de la acción y contribuir con las ideas y los conocimientos adquiridos al estudiar las comunidades rurales y vivir activamente en una. El Centro es el único recurso de promoción rural que tenemos. Trabaja en múltiples temas a nivel local, regional, estatal y nacional.
Bárbara se desempeña como secretaria de la Junta Directiva. Lea más sobre Barbara en nuestro blog.