Si bien la labranza ha sido una práctica popular en el Medio Oeste durante décadas, muchos productores están centrando su atención en los métodos de labranza de conservación dados los beneficios tanto para sus operaciones como para el medio ambiente.
¿Qué es la labranza de conservación?
Los métodos de labranza de conservación gestionan la cantidad y distribución de residuos de cultivos y plantas en la superficie de un campo durante todo el año. Limitar las actividades que alteran el suelo tiene multitud de beneficios para la salud del suelo.
La desventaja de la labranza
Labrar un campo, especialmente durante años, puede tener un efecto negativo en la estructura y la salud del suelo. El proceso crea una capa suelta de tierra superficial que es susceptible a la erosión del viento y el agua y, al mismo tiempo, compacta las capas inferiores del suelo, lo que dificulta la penetración de las raíces y el agua. El movimiento del suelo también hace que las semillas de malezas salgan a la superficie, lo que aumenta el crecimiento. Además, la labranza elimina la vegetación protectora, lo que provoca la formación de costras en la capa superior del suelo. Esta formación de costras reduce la cantidad de oxígeno en el suelo, dificulta la absorción de agua, impacta negativamente en la germinación de las semillas y aumenta la erosión y la susceptibilidad a la sequía.