Hasta que me mudé a Schuyler, Nebraska, hace más de una década, siempre había vivido en grandes ciudades. En este momento de mi vida, no creo que vuelva a mudarme nunca a una zona urbana. La América rural ofrece un sentido de comunidad, unidad, relaciones sociales y paz. El aire está lleno del canto de los pájaros por las mañanas y sé quién está en el salón de clases de mi hijo o en su equipo de béisbol; esas son todas las cosas que no tienen precio para mí.
Me encanta el trabajo que hace el Centro de Asuntos Rurales en las comunidades rurales y estoy agradecido de ser parte de ese cambio. Disfruto trabajando con personas de todos los orígenes culturales, que viven en la misma área geográfica.
Estoy casado y tenemos un hijo y un perro que está podrido. Nos encanta hacer viajes por carretera, participar en actividades al aire libre como senderismo, acampar, nadar y jugar béisbol, y pasar tiempo en familia en general. También me apasiona la política y soy una firme defensora de la justicia social y el empoderamiento de las mujeres.
Hablo español.